Come, Reza, Ama

Come, reza, ama - Elizabeth Gilbert

Reseña de Fantasía Mágica

Existen dos razones por las que comencé a leer este libro este año: una es porque necesitaba una biografía/autobiografía para el desafío de Literary Exploration, y la otra es porque una amiga me recomendó la película y como a muchos de ustedes, me gusta leer el libro antes.
Come, Reza, Ama abarca un año entero y está dividido en tres partes, cada una de las cuales tiene 36 capítulos que corresponden a los tres países en los que la autora vivió durante cuatro meses. Así nos queda Come (Italia), Reza (India) y Ama (Indonesia).

Esta es una autobiografía estilo chick-lit, narrado en forma de novela chick-lit. Por sectores se me hizo ameno y por otros (la gran mayoría, conforme avanzaba) pesado y hasta aburrido.
Ella misma dice en un momento: "Podría pasarme la vida largándole a Dios lo que siento y padezco, pero si se trata de estar callada escuchando..., eso ya es otra historia". Como no se lo dijo a Dios, nos lo hizo leer a nosotros.
Me parece incluso que se tomó un par de licencias poéticas -por no decir exageraciones o inventos- con algunas cosas que ocurrieron.
Lo cierto es que lo que menos me interesó fue lo concerniente a su historia personal. Y considerando que todo el libro gira alrededor de sus vaivenes interiores... no es bueno eso, ¿no? 


Italia, o «Dilo comiendo»
Tres años atrás Liz estaba casada, con una (muy) buena posición económica, un buen trabajo que le encanta y la idea de comenzar a tener hijos. Pero a pesar de tenerlo todo, ella no es feliz. Se da cuenta de que no es formar una familia lo que realmente quiere, que a su marido no lo tiene en tan alta estima como debería y se siente atrapada. Así una noche, llorando a moco tendido en el baño (creo que usa la expresión "charco de mocos y lágrimas a mi alrededor"), cuenta que encuentra a Dios por primera vez en su vida y comienza el arduo proceso de hacer un cambio verdadero (y drástico) en sus circunstancias.

Tanto la introducción como los primeros, ¿5? ¿6? capítulos me gustaron y me resultaron interesantes, además de que ella me pareció simpática. Había leido reseñas donde decían que este libro era puro "yo-yo-yo", y mientras leía el comienzo pensaba que habían exagerado un poco y se olvidaban de que es una autobiografía.
Me retracto. Tenían razón. Este libro es puro "yo-yo-yo". Al cubo. Cuando finalmente llegué al capítulo 10, estaba desesperada por empezar a ver lo de Italia.
Sinceramente, su vida en Roma fue bastante poco emocionante. Se dedicó a comer y aprender conversacion, y algunas veces a ver algún que otro lugar turístico. Pero sobre todo a comer. Y a tratar de no deprimirse nuevamente.
Creo que la mitad de los capítulos de esta primera parte (Come) son una catarsis más que otra cosa, contando una y otra (y otra) (y otra) vez lo mucho que sufrió durante su divorcio y lo mal que la trataba su ex marido durante el proceso, al que por cierto hace quedar como un parásito aprovechador. Me gustaría, sólo por curiosidad, en algún momento escuchar la versión de él.

Resumiría esta primera parte como "Problemas internos estando en Italia mientras come como un vikingo". Para el caso, podría haber estado en el living de su casa pidiendo comida italiana a domicilio que no hubiera hecho diferencia.
La impresión que me llevé de Liz al terminar esta última parte es que se trataba de una mujer tremendamente insegura, caprichosa y con una habilidad nata para buscarse motivos de nerviosismo (además de hacer tormentas en vasos de agua) y no lograr relajarse jamás.


India, o «Encantada de conocerte»
Ya no estaba bien predispuesta para esta segunda parte.
Empecé este nuevo país pensando que la espiritualidad de Liz era algo bastante falso, y esa pseudo-espiritualidad nada más que un intento de una mujer con mucho dinero y muy aburrida de intentar hacer algo exótico con su vida y que sus amigos (que no parecen tomarla muy en serio) la vean como "rara" y espiritual.
Creo que no me equivoqué.

En la India se queda en un Áshram, un templo que recibe personas de todo el mundo que se instalan allí a hacer yoga, meditar y encontrar a Dios. Si esto hubiese sido realmente lo que hizo, esta parte habría sido definitivamente la más interesante del libro... pero no lo fue.
Quizás a mucha gente le ocurra, pero esto es algo que me sorprendió mucho: Elizabeth Gilbert logró estresarse meditando.
Durante una enorme cantidad de los 36 capítulos que corresponen a esta parte, Liz intentó analizar de forma racional la meditación y los mantras, y constantemente además de recordarnos sobre los sufrimientos de su divorcio, sobre cómo nadie la comprende (víctima, víctima, víctima), se ponía neurótica porque no lograba meditar. En un punto casi me logró poner nerviosa a mí de lo nerviosa que se ponía ella. La gran mayoría de esta parte dedicada a India sinceramente me resultó muy irritante, lo que no deja de ser irónico.

Hay una gran cantidad de explicaciones y teoría estilo monografía sobre las creencias, costumbres e historia del Áshram, de su gurú (expresión que usa mucho y que cada vez que la usaba me sonó superficial) y del gurú de su gurú. También hay muchos ejemplos y comparaciones extrañas para intentar explicarnos sentimientos o cosas que muchas veces, a mi juicio, oscurecieron más de lo que aclararon. Llegado un punto me encontré pensando si la autora simplemente estaba llenando páginas (después de todo, había que escribir 108 capítulos) o si francamente piensa que los lectores somos imbéciles.

No puedo dejar de mencionar ciertos comentarios muy espirituales que hace como:


Me paso el himno entero discutiendo con Swamiji dentro de mi cabeza, diciéndole chulerías del tipo: «¡Pues a ver si haces algo por mí, porque yo estoy haciendo esto por ti! ¡A ver si veo algún resultado palpable! ¡A ver si es verdad que salgo de esta historia purificada!».



O como éste:


¿No podía conocer al Dalái Lama en algún otro momento? Además, el Dalái Lama siempre está ahí, ¿no? (Y en caso de que muriese —Dios no lo quiera— ¿no pondrán a otro en su lugar y punto?)



Hacia el final de su cuarto mes en el Áshram parece que logra su objetivo de encontrar la paz interior y finalmente superar su divorcio (¡¡por fin!!). Creo, de todos modos, que 36 capítulos fueron excesivos.


Indonesia, o «Me siento distinta desde la cabeza hasta la entrepierna»
O como no pude evitar pensar: Indonesia, o «Cada vez falta menos»

Liz llega a Indonesia porque hace dos años un curandero que le recordaba a Yoda le dijo que volvería y se quedaría en Bali durante cuatro meses. Ella de todos modos no tiene idea de cómo encontrarlo, ni realmente un lugar donde quedarse.
Cuando finalmente da con él, el curandero de edad indeterminada no la recuerda y le cuesta bastante lograr que se de cuenta de quién es ella. Y entonces comienza esta última parte de su peregrinaje ¿espiritual? haciendole compañía al desdentado, arrugado y rojizo hombre mientras él pasa sus horas curando y ayudando a la gente de Bali.

Lo bueno de esta última parte es que es en su gran mayoría sobre otras personas. Ella ahora es una mera observadora y nos cuenta historias ajenas de personas que conoció. Que pare de quejarse y ponerse en víctima es algo muy apreciable. Sé que debería estar viéndolo como su evolución personal pero a esta altura no pude.
Hacia el 80% hace su primer acto desinteresado para ayudar a una amiga. Pero aún este mismo tema, como tanto en el libro, se va a volver repetitivo y monótono.

Un poco más adelante gracias a un incidente de tránsito su vida comienza a encarrilarse, y la historia se vuelve (bastante más) amena una vez más. Estamos en el sector que corresponde a Ama, así que ya el mismo nombre del libro nos dice que va a conocer a alguien. A partir de entonces su lado espiritual prácticamente va a desaparecer casi tan rápido como apareció -aunque cada tanto se acuerde de mencionarlo-, junto con sus convicciones independientes y su imagen autoimpuesta de superada y espiritual. Es lo que hay.
Lo "gracioso" es que dice que no la rescató ningún príncipe... pero solamente se sintió genuinamente bien cuando estuvo junto a un hombre nuevamente.

Al menos dice que logró ser feliz.
Es bueno que alguien haya conseguido algo bueno de todo ésto. Aunque bien pensado yo también, porque ya puedo continuar con otro libro.